El queso suele pasar a mejor vida de nuestra lista de la compra cuando el médico nos advierte de los niveles de sodio en nuestro cuerpo. Drama para hipertensos, pero también para todos aquellos que deban vigilar la ingesta de sal, renunciar al queso puede convertirse en un pequeño dilema para los que no quieren renunciar a tan láctico placer. Por suerte, hay excepciones de quesos bajos en sal para darnos ese capricho.